Hace 30 años cuando tomé la decisión de estudiar podología, no imaginaba el desafío que suponía dedicarse al diagnóstico y tratamiento de una parte del cuerpo, en este caso de su base, desde una perspectiva holística.
Considerar el pie como parte de un sistema complejo, completamente interconectado y en constante proceso de cambio y adaptación al medio, ha modificado y enriquecido mi manera de ver la Vida. Mi papel como profesional es observar el universo individual de cada persona, desde los pies, y acompañar en un viaje, en el que compartir lo que observo y descubrir juntos, lo que es prioritario para volver al equilibrio, a la salud, a la facilidad.
Dedicarme a la podología no entraba en mis planes en un inicio. A los 18 años decidí estudiar fisioterapia y nunca pensé que hoy en día me dedicaría a este mundo tan fascinante. Fue al finalizar ese primer grado e iniciarme en el mundo laboral que, desde mis ganas de seguir formándome y ampliar mis conocimientos, inicié mis estudios de podología.
Puedo decir que después de 12 años considero mi trabajo como mi vocación. Desde entonces he seguido formándome para poder entender que el pie forma parte de un todo y desde esta visión desarrollar todo lo que podemos aportar para mejorar la salud, bienestar y calidad de vida de las personas.